sábado, 21 de febrero de 2009

Los perdedores no tienen tanta suerte.


No creo que se trate de algún efecto pos-14 y esas mamadas. Son cosas que uno piensa y decide plasmar en su blog nice... que nada tiene de nice, nada.

Pocas películas, como la de Eternal sunshine of the spotless mind tienen la particularidad de tomar al hombre más patético, inseguro y solitario del mundo y convertirlo en el héroe de la historia, en un personaje que hasta a veces quisiéramos ser o parecernos (júzgame por no saber tanto de cine como quisiera y no bajar los torrents adecuados).

Pocas serán las mujeres que, cansadas de tanto poser adinerado y bonito, decidan involucrarse con un tipo que no ha terminado de resolver su vida, que no tiene dirección en su camino y que no será el hombre más cariñoso del mundo, no sé ustedes, pero yo daría medio hígado por encontrarme a una buena Clementine y luchar por no olvidarla jamás.

No recuerdo la última vez que me tomé un café con una mujer, con la intención secreta a voces de intentar conquistarla o al menos, hacerla pasar un buen rato.

No tengo presente la última vez que ofrecí mi mohosa chamarra para cobijar a alguien, que provoqué la risa y me devolvieron un manotazo codificado en el brazo... No recuerdo claramente la última vez que una mujer logró mirarme a los ojos ilusionada, como buscando algo en ellos.

No tengo memoria de nada de eso, a veces creo pensar que tampoco tengo los suficientes sentimientos para poder provocarlo. A veces disfruto demasiado mi vida de encierros, de amigos extraordinariamente cultos, de videojuego, de sexo con monitores.

No sé si depende de encontrar o de saber esperar, pero lo que sí sé es que ha pasado ya mucho tiempo, y mi memoria necesita información, información que no encuentro, que no entiendo y que no tengo planificada.

Qué puto desmadre ¿no?

lunes, 9 de febrero de 2009

Catorce de febrero

Me niego a escribir un post sobre el 14 de febrero.